SEXO Y CINE

“Las películas no tienen sexo”, “cuando se escribe o dirige no se es hombre ni mujer”, “lo que cuenta es el talento, no el género”

Son algunas de las expresiones que hemos leído y escuchado estos días a raíz de la polémica que ha provocado el anuncio de medidas de acción positiva en la legislación cinematográfica. Como guionista, directora y presidenta de CIMA (Asociación de Mujeres Cineastas y de los Medios Audiovisuales) me gustaría aportar algunos datos a este debate:

En nuestro país y en los últimos diez años sólo un 7% de las películas ha sido dirigida por una mujer. Las cifras de mujeres guionistas (15% ) y productoras (17%) no son más alentadoras. Encima, la incorporación de nuevas generaciones de mujeres no va a mejor sino a peor (entre los años 90-98, un 17 % de los directores debutantes eran mujeres; entre el 2000-2006 la ratio decreció al 10.4%) y todo esto pese a que en las facultades de comunicación la mitad o más del alumnado son mujeres.

¿No cuenta el sexo en el mundo del cine ? A mi me parece que estos datos dicen todo lo contrario: el sexo (el género para ser más estrictos con el lenguaje) cuenta y mucho; si eres mujer, lo tienes negro. ¿O es que alguien piensa que en un 90 % de ocasiones las películas elaboradas por varones tienen unos méritos, una calidad y un talento que sólo alcanza en raras ocasiones un proyecto escrito, dirigido y producido por una mujer?

El mundo del cine es injusto con las mujeres, digámoslo claramente: las discrimina. El hecho de ser mujer, que efectivamente no debiera tener nada que ver con la capacidad y el talento, pesa tanto que convierte en casi imposible el acceso a los puesto de responsabilidad. Repito: no es una opinión, es un hecho tal y como nos dicen los datos.

No debiera, por otra parte de ser algo tan asombroso: lo mismo ha venido ocurriendo y aún sucede en muchos otros terrenos de la actividad social. A las mujeres nos cuesta romper eso que se llama “el techo de cristal”: acceder a los consejos de dirección de las empresas, a los ministerios y jefaturas del estado, a las cátedras universitarias, a las Academias…y cuanto menos “objetivos” son los parámetros para medir los méritos, más nos cuesta. Por cierto, para dirigir películas o escribir guiones no se “aprueba” ninguna oposición donde se mida “objetivamente” el talento.

Como esta ausencia de mujeres en los puestos decisivos ha demostrado ser no solo injusta sino una pérdida de capital humano muy costosa para el desarrollo de una sociedad, se han arbitrado medidas en la legislación que ayuden a corregir la discriminación: se llaman medidas de acción positiva y se ha utilizado en política, ciencia, empresa… Son parte imprescindible de cualquier legislación progresista que desea la participación de la mujer en todas las áreas donde aún está ausente como consecuencia de siglos de prohibiciones, falta de oportunidades, tabúes, minusvaloración e injusticia con las mujeres “por el mero hecho de serlo”.

¿Por qué en el cine no se entiende que se apliquen también estás medidas correctoras destinadas a democratizar nuestra industria, y diversificarla? Los que se oponen parecer esgrimir un argumento sumamente falaz: es ese de que en el mundo del cine y la cultura “solo cuenta el talento” No creo que sea necesario dedicar más de tres palabras a rebatirlo: ¡ojalá fuera así!

Pero detrás de las protestas que se han alzado contra las medidas de acción positiva puede haber algo mucho más preocupante: la intención expresa de excluir a la mujeres. ¿Por qué?

No olvidemos que el cine y la televisión son poder. Poder ideológico y económico. En el cine y la televisión se crean imágenes y modelos de lo que es el mundo, y no solo de lo que somos las mujeres y los hombres, sino de lo que queremos y podemos llegar a ser. ¿No es importante que las mujeres participemos en la elaboración de este imaginario colectivo?

¿No influirá en el contenido de las películas y la televisión el HECHO de que, en un 90 por ciento de los casos, lo que vemos haya sido elaborado en exclusividad por escritores, directores y productores HOMBRES? ¿no estamos los espectadores y espectadoras recibiendo una visión sesgada, parcial y limitada de la realidad?

¿Quién no quiere que las mujeres participemos en igualdad de condiciones en la escritura, dirección y creación de industria del mundo del cine? ¿los hombres en general? ¿nuestros compañeros de profesión? No puedo ni quiero creerlo. Esta no es una batalla de “mujeres contra hombres” La ausencia de creación y producción femenina en el audiovisual español es un problema social y político que a todos nos afecta.

Nosotras no negamos que hacer cine hoy en día sea difícil para cualquiera: hombre o mujer. Sólo decimos que los datos demuestran que, para las mujeres, es aún peor. Que el sexo cuenta. Creo que fue Pepe Sacristán el que en una ocasión y con gran ingenio, dijo que hacer cine en España es como ser torero en Islandia. Pues hacer cine en España siendo mujer es torear unicornios. Y sin embargo, ahí estamos. Le pese a quien le pese.

INES PARIS

GUIONISTA Y DIRECTORA

PRESIDENTA DE CIMA (Asociación de Mujeres Cineastas y de los Medios Audiovisuales)

 

@LauraMunozLiano

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